lunes, 14 de noviembre de 2016

MANOLETE, LA CULMINACIÓN DE UN SUEÑO


La Tertulia Taurina “El Castoreño” del Círculo de la Amistad acogió el pasado viernes la conferencia “Manolete, la culminación de un sueño”, donde José Morente fue desgranando el hilo conductor del toreo ligado en redondo que Manuel Rodríguez establece definitivamente en los años cuarenta del pasado siglo. Los aficionados que llenaban la preciosa sala pudieron disfrutar de los doctos comentarios de este aficionado malagueño, y gozar con las imágenes que proyectó de actuaciones de Guerrita, Chicuelo y Manolete. Tras su intervención, Manuel Vázquez Silva, hijo del gran Pepe Luis, y Antonio Luis Aguilera, hablaron de los toreros y de la crítica de la época, respectivamente.







Durante dos horas y media, aficionados desplazados expresamente desde Valencia, Toledo, Zamora, Madrid, Valladolid, Málaga o Sevilla, para vivir un intenso fin de semana manoletista en Córdoba, convocados por José Morente, gozaron de su brillante intervención a la que pusieron broche flamenco Antonio de Pozoblanco y Javier el Tomate.



El sábado estaban citados a las 9,30 en la Torre de la Malmuerta. Allí les esperaban José Luis Cuevas, que quiso brindarles su arte y generosidad fotografiando el encuentro, Antonio Luis Aguilera, organizador del paseo, y el historiador taurino Rafael Sánchez González, así como Fernando Saco, hijo de El Pelu, y Antonio Sánchez Saco, miembro de la esta célebre dinastía torera cordobesa. Cuarenta personas de diferentes edades y procedencias se habían citado Córdoba para conocer mejor la historia de la ciudad que fuera definitiva en el toreo y del torero que marcó el rumbo de la tauromaquia contemporánea, figurando entre ellas el ganadero Jacinto Ortega y los matadores de toros Fernando Cámara y Juan Ortega.



Magistral fue la lección que Rafael Sánchez González impartió sobre “el barrio”, como se conoce taurinamente al Campo de la Merced. Con lujo de detalles explicó los lugares donde se ubicaron los mataderos, tanto el mayor como el chico, las casas de las dinastías toreras, el origen de los apodos, las plazas de toros no permanentes allí construidas, la endogamia entre familias toreras, las exquisitas recetas de cocina creadas por el ingenio de aquellas mujeres que atizaban el hogar en los humildes fogones de la pobreza, como los rabos de toro, y el silencio que se creaba en el “barrio” cada tarde de corrida en la plaza de los Tejares, hasta que finalizado el festejo regresaban espadas, banderilleros, picadores, ayudas, carniceros, matarifes,, mulilleros, mozos de caballos… Los hombres del toro.





Seguidamente el grupo inició la ruta, que fue discurriendo por las Casas de Hermandad de las cofradías que conservan trajes de luces de Manolete, como Nuestro Padre Jesús Caído, donde vieron un precioso terno nazareno y oro, la del Señor Resucitado, donde se conserva el traje blanco y oro que vistió en Santander el 26 de agosto, la última tarde de su vida que abandonó a pie una plaza, y la Piedad, en el colegio de los padres salesianos, donde fue escolarizado de niño, y pudieron contemplar el vestido verde botella y oro que Guillermo González Luque, su mozo de espadas, llevó a Linares para ofrecer al maestro entre los chispeantes que habría de elegir para la corrida de Miura.









Durante el itinerario el grupo conoció lugares como la plaza de La Lagunilla, donde Manuel vivió su infancia y soñó con ser torero, la de Conde de Priego, donde se erige el monumento a su excelsa figura, las tabernas de “La Sacristía” y “Rincón de las Beatillas”, donde observaron fotografías y detalles taurinos, la Cuesta del Bailío, donde se detuvieron ante el azulejo de la Virgen de los Dolores al que Manolete rezaba en la calle, la capilla de la iglesia de san Jacinto, la impresionante imagen del Cristo de los Faroles, el lugar donde estuvo la casa donde nació en la calle de Torres Cabrera, o la iglesia de san Miguel, donde fue bautizado con el nombre de Manuel Laureano, finalizando en el Cementerio de Nuestra Señora de la Salud, donde visitaron los panteones de los Califas del toreo y se detuvieron ante el de Manolete para ofrecer una oración y rematar un día de intenso sentimiento de admiración por su figura.



El fin de semana manoletista terminó con un almuerzo en la taurina Taberna “San Cristóbal”, cerca de la plaza de toros de Ciudad Jardín, donde este selecto grupo de aficionados pudo disfrutar de su excelente cocina, antes de despedirse para volver a sus puntos de origen, quizás recordando que Manuel Rodríguez seguía desatando pasiones y llenando hasta la bandera los lugares en los que se rememora su excelsa figura.



Finalmente, como organizador del paseo, quiero agradecer la generosa colaboración de las hermandades de Jesús Caído, representadas por Rafael Madueño Luque, hermano mayor y Juan Luque Redondo, el Señor Resucitado, representada por Paco Pérez, y la salesiana del Prendimiento, representada por Rafael Millán. Mi más sincera gratitud.



                                    Antonio Luis Aguilera
Fotos: Jose Luis Cuevas Flores

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